Quien no sea comido este estupendo pastelito de wickie era la ostia que bueno no la porquería de que venden a hora que los niños están ceporros y llenos de colesterol asta las trancas.
En cada botiquín de colegio avía esa botella que si estabas malo del estomago de verdad te ponías bueno y si era de mentira te ponías malo de verdad que mala estaba el agua.